La ortodoncia es la especialidad de la odontología responsable de la supervisión, guía y corrección de los problemas del crecimiento y la maduración de las estructuras dentofaciales. En contra de lo que muchos podrían creer, no es una práctica reciente: aunque de forma muy rudimentaria, se viene llevando a cabo desde hace muchísimo tiempo. La importancia de la ortodoncia es básica en nuestra salud bucodental.
La mal posición dental supone un factor de riesgo para el correcto mantenimiento de la higiene oral. Esto puede provocar caries, enfermedad periodontal y la pérdida prematura de piezas dentales. Esta alteración también puede provocar trastornos a nivel de la ATM (articulación temporo-mandibular), ocasionando dolores de cabeza, cuello, hombros y espalda.
Otro factor clave en la importancia de la ortodoncia es la estética facial, ya que influye en la personalidad y la autoestima. En los últimos años, una parte de la ortodoncia se ha centrado en la investigación de la vía aérea en relación a la apnea-hipopnea obstructiva del sueño y la roncopatía crónica.
La importancia de la ortodoncia también es funcional. Los tratamientos ortodóncicos tienen como objetivo principal conseguir la mejor colocación posible de los dientes para lograr una mordida adecuada y mejorar de forma global la salud y la calidad de vida. Estos tratamientos, en ocasiones, requieren de varias fases activas para conseguir los objetivos deseados.
No solo para niños
Cuando la colocación de estos aparatos se tiene que realizar en fase de dentición temporal o mixta, es decir, cuando hay dientes de leche todavía, se le denomina ortodoncia interceptiva. Este tipo de ortodoncia se coloca con el fin de prevenir o reducir la severidad de la maloclusión, pero no descarta la posibilidad de una corrección posterior.
Este tratamiento es utilizado regularmente para la corrección de hábitos como la succión digital, y puede ser muy útil para corregir o reducir la gravedad de maloclusiones: la mordida cruzada anterior y posterior, erupción ectópica, diastemas en el sector anterior por frenillo labial anormal, posición atrasada o adelantada de la mandíbula respecto al maxilar, interferencias oclusales y recuperación o mantenimiento de espacios. En ocasiones, la colocación de aparatología no es suficiente y se torna necesaria la colaboración por parte del logopeda para la corrección completa de algunos hábitos.
Desde hace ya unos cuantos años, la ortodoncia no es cosa solo de niños y adolescentes, sino un tratamiento general muy demandado también por adultos. La boca de un adulto difiere notablemente de la de un niño, no solo en cuanto a la plasticidad de sus estructuras, dificultando los movimientos dentales, sino también en el impedimento de poder utilizar el crecimiento para modificar las bases óseas.
En estos casos, nos limitaremos a colocar los dientes en la posición correcta para corregir la maloclusión. Además, tenemos que tener en cuenta la existencia de patologías y tratamientos dentales previo que aumentan la complejidad del tratamiento, y puede exigir la intervención coordinada de diversos especialistas como periodoncista, endodoncista o cirujano para planificar un tratamiento integral de paciente adulto.
Los famosos brackets
El tratamiento correctivo está dirigido principalmente a corregir una maloclusión consolidada en aquellos pacientes que ya han realizado el recambio dental y están próximos, o han finalizado ya, su crecimiento. Para este tipo de tratamientos se utilizan lo que denominamos brackets pegados a los dientes, arcos de metal que los atraviesan y elásticos, que logran los desplazamientos necesarios de acuerdo al plan elaborado.
Existen numerosos tipos de brackets en función del material del que están confeccionados (metálicos, de zafiro, cerámicos o de resina), de su localización (vestibular o lingual) o de la técnica ortodoncia (convencional o de autoligado). Otra opción más innovadora es la ortodoncia plástica o invisible, que consiste en una serie de férulas o alienadores transparentes que se fabrican con la ayuda de la tecnología 3D: esta es la opción más estética y más higiénica, ya que se puede retirar para poder realizar un correcto cepillado.
El profesional realizará un estudio minucioso de la estética facial, las características óseas y la oclusión, y decidirá el tiempo y el tratamiento en función de las necesidades individuales y la edad del paciente.
Una vez finalizado el tratamiento de ortodoncia, es necesario colocar retenciones y realizar un seguimiento ya que los dientes, con el tiempo, tienden a moverse y pueden volver a generar problemas en el futuro. Seguir las indicaciones del ortodoncista es clave para mantener los resultados obtenidos con el tratamiento.
Artículo escrito por la doctora Ángela Martín, dentista en Centros Odontológicos Romano.
Fotos de casos clínicos del doctor Juan Manuel Romano Manfredini.
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